Me invadió una conjunta sensación de satisfacción y admiración cuando leí “Kimonos en la tierra Roja” de Rodolfo Walsh. Esta crónica, ataviada por una riqueza literaria y poética, convierte al género en algo más que un registro periodístico.
En primer lugar quiero señalar un trabajo minuciosamente descriptivo, con un lenguaje rico y sofisticado, plasmado de poesía, movimiento, color y paisaje.
Al avanzar en el texto sentí estar en un espejismo que me transportaba al lugar de los hechos. El relato tiene una marcada impresión de actualidad Hay una superposición en las temporalidades que juegan con el presente y con el pasado.Walsh establece una fina línea entre tiempos y espacios. Hay un ida y vuelta constante entre oriente y occidente. “Esto no es Japón .Esto es Misiones” aclara en uno de los primeros párrafos.
Es un trabajo íntegramente descriptivo con una diáfana representación de la cultura oriental, mediante un abanico de personajes que se dan a conocer por la labor del periodista y de su acompañante (Fotógrafo).
La singularidad de la historia se distingue por la desdicha que sufrieron un grupo de personas provinientes del Japón, en terruño Argentino . En su afán de explotar su esencia productiva, en tierras que en un momento parecieron prometedoras, encontraron más tarde la desazón de una realidad recónditamente nada idílica.
Pese al desenlace poco feliz, ya sea por ingenuidad, por ambición, por los infortunios de la naturaleza o fundamentalmente por la burla de algún estafador nada ni nadie pudo opacar la la índole y gracia de un pueblo.
En primer lugar quiero señalar un trabajo minuciosamente descriptivo, con un lenguaje rico y sofisticado, plasmado de poesía, movimiento, color y paisaje.
Al avanzar en el texto sentí estar en un espejismo que me transportaba al lugar de los hechos. El relato tiene una marcada impresión de actualidad Hay una superposición en las temporalidades que juegan con el presente y con el pasado.Walsh establece una fina línea entre tiempos y espacios. Hay un ida y vuelta constante entre oriente y occidente. “Esto no es Japón .Esto es Misiones” aclara en uno de los primeros párrafos.
Es un trabajo íntegramente descriptivo con una diáfana representación de la cultura oriental, mediante un abanico de personajes que se dan a conocer por la labor del periodista y de su acompañante (Fotógrafo).
La singularidad de la historia se distingue por la desdicha que sufrieron un grupo de personas provinientes del Japón, en terruño Argentino . En su afán de explotar su esencia productiva, en tierras que en un momento parecieron prometedoras, encontraron más tarde la desazón de una realidad recónditamente nada idílica.
Pese al desenlace poco feliz, ya sea por ingenuidad, por ambición, por los infortunios de la naturaleza o fundamentalmente por la burla de algún estafador nada ni nadie pudo opacar la la índole y gracia de un pueblo.
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