lunes, 10 de noviembre de 2008

Nota de lector ¿Por qué no bailáis? a partir de Piglia

“El cuento es un relato que encierra un relato secreto. No se trata de un sentido oculto que depende de la interpretación: el enigma no es otra cosa que una historia que se cuenta de un modo enigmático. La estrategia del relato está puesta al servicio de esa narración cifrada”.
Esta tesis de Piglia me aproxima a conocer, mejor dicho reconocer, un género cautivante que me inducirá a someterme en la sutileza de su esencia misma.
Comienzo a emprender un viaje hacia otro mundo, me voy instalando pero descubro un submundo latente que apenas se asoma para hacerme desear y se queda jugando a las escondidas. Al leer tan sólo el primer párrafo de ¿Por qué no bailáis? de Raymond Carver, me hallé con este tipo de historia cifrada de la que hace referencia Piglia. Leyendo unas líneas más ya contaba con las puntas necesarias para armar un mini rompecabezas: un supuesto hombre, Whisky de por medio, muebles de el y de ella sacados de su contexto, ¿separación?
El enigma continúa su sendero, me topo con escenarios llenos de cotidianeidad. Carver me muestra lugares comunes, objetos triviales de uso diario, sin embargo tiene la habilidad de otorgarle cierto poder a estas cosas tan simples. Están ubicadas allí estratégicamente y mientras las leo espero que algo suceda.
De repente aparece otra historia, eso si, en este caso se me dificulta diferenciar la historia uno de la historia dos, pues las dos encierran enigmas no resueltos, sin embargo una se deja ver más que la otra. Esta otra historia, la más visible, tiene como protagonistas a dos jóvenes a los que Carver va a dejar ocultas sus identidades llamándolos a lo largo del relato el chico y la chica, al igual que lo hace con “el hombre” de la otra historia.
Historias ambivalentes se cruzan marcando el principio y el fin de algo, situaciones que tienen como común denominador: amor y desamor.
Gracias a los indicios y pistas que Carver pone a mi disposición imagino al chico y la chica como dos jóvenes vivaces, inquietos, por momentos atrevidos y ansiosos por el entusiasmo que les genera experimentar la convivencia. Opuestamente, el hombre se percibe como un ser triste y lleno de oscuridad que bebe alcohol en forma constante, quizá para aliviar el dolor que le causa esa situación de ruptura amorosa a la que debe enfrentarse.
La pareja y el hombre van a interactuar en el jardín de este último, repleto de muebles a subastar, mediante diálogos ligeros, gestos, acciones y actitudes que dan cuenta de las imperfecciones de esta parejita inexperta así también como la desesperación de este hombre enigmático. Los tres van a generar un ambiente por momentos tenso e insospechado.
Piglia sostiene que el cuento moderno, cuenta dos historias como si fueran una sola, lo más importante nunca se cuenta, hace referencia también a que la historia secreta se construye con lo no dicho.
En este cuento hay muchas cosas que no aparecen explícitas. Poco y nada se sabe del hombre, solo que ha terminado una relación por motivo desconocido con una persona que no figura en el relato. Por otra parte no se sabe que suerte le ha tocado a esta parejita que por momentos se dejaba ver no tan sólida para iniciar la convivencia.
Para finalizar, el cuento tiene un cierre abierto ya que no se sabe bien que destino le tocó al hombre, esto también forma parte de lo no dicho y queda a libre albedrío del lector.