domingo, 23 de noviembre de 2008

Reflexión sobre el género narración

La naturaleza sutil del género narrativo me induce a investigar sobre su funcionamiento, su lógica interna y su misterio. Si bien existe un código, un contenido y cierta estructura que identifica al cuento o la narración, se trata de un relato libre que permite experimentar distintas posturas desde la producción ya sea dentro de lo verosímil, inverosímil, de lo ficticio o no ficticio.
Mediante diversas tesis Ricardo Piglia expone disímiles representaciones de cuentos que se asemejan a estilos personales, clásicos o modernos, de autores muy significativos del género como Poe, Hemingway, Borges y Kafka entre otros.
“El cuento es un relato que encierra un relato secreto. No se trata de un sentido oculto que depende de la interpretación: el enigma no es otra cosa que una historia que se cuenta de un modo enigmático. La estrategia del relato esta puesta al servicio de esa narración cifrada”; mediante esta explicación clara, Piglia va a introducirnos en los problemas técnicos del cuento.
Piglia además va a exponer características que diferencian el cuento clásico del moderno. En cuanto al primero, tomando como referente a Poe, sostiene que el relato visible esconde un relato secreto narrado de un modo elíptico y fragmentario. El efecto de sorpresa se produce cuando el final de la historia secreta aparece en la superficie.
El cuento moderno, en cambio, abandona el final sorpresivo y la estructura cerrada, trabaja la tensión entre las dos historias sin resolverlas nunca. La historia secreta se cuenta de un modo cada vez más elusivo; el cuento moderno cuenta dos historias como si fueran una sola.
También menciona a Borges señalando que en sus relatos la historia secreta siempre es la misma; lo que va variando es el género.
Alvarado y Yeannoteguy van a presentar a la narración relacionándola con el conocimiento que se adquiere a través de la experiencia o bien con el conocimiento que se transmite a través de la experiencia.
Anclándose en conceptos raíces sobre la modalidad narrativa que se remonta a un pasado oral como la forma más antigua de organizar el conocimiento y que a su vez es anterior a la ciencia, dichos autores van a analizar varios matices que se desprenden del termino narración. También lo van a definir como elemento fundamental de toda cultura, que permite organizar el conocimiento en forma narrativa y transmitirlo a través de relatos.
En términos psicológicos Bruner plantea que los seres humanos pensamos nuestra propia vida de manera narrativa, la pensamos como un relato que va cambiando con el tiempo, y también pensamos narrativamente las vidas de los demás.
Bruner también va a explicar la trama narrativa como una organización secuencial y causal que permite dar cuenta de lo de lo imprevisto, lo inexplicable o lo anormal reencausando los hechos para luego poder interpretar la realidad y las conductas humanas. Paralelamente se trata de una historia que postula una amenaza, un quiebre y la restitución del orden.
Detrás de todo relato se esconde un narrador. Como afirman Alvarado y Yeannoteguy el narrador es una “voz” que narra; es quien enuncia, desde la ficción misma, ese relato.
Ahora bien puede vincularse con la historia de varias maneras. Hay casos en que el narrador se involucra como personaje de esa ficción, en otros casos la narración se presenta en tercera persona, fuera de los hechos que narra, o sea no esta representado como personaje. El mismo escritor crea narradores distintos en los distintos textos que escribe.
En relación al rol del narrador, un matiz importante de este género es la subjetivización de la narración. Esto esta relacionado a los recursos que utiliza el narrador para dar cuenta de las cosas que le suceden, permitiendo el acceso a su mundo interior. El modo más importante es el de la visión o del punto de vista; por medio de la primera o tercera persona se establece un juego con el punto de vista de los personajes que permite acceder a su perspectiva y a su modo de ver el mundo.
Con respecto a la mirada y el tema que puede llegar a ser motivo de composición de una narración, Gloria Pampillo afirma “Un tema puede ser una situación, una historia, una imagen que quedó prendida en la memoria. Lo que importa es que el tema, por trivial que sea, para uno es significativo”
Del punto de vista del narrador se desprende la experiencia. Walter Benjamín, en su ensayo titulado “El narrador”, basado en la obra de Nicolai Leskov, hace hincapié en que la capacidad de intercambiar experiencias se ha convertido en un fenómeno en extinción. Esta teoría de Benjamín responde a un proceso histórico que involucra varios cambios seculares que han ido reduciendo progresivamente la narración al campo de la lengua hablada. Benjamín señala que el surgimiento de la novela a comienzos de la edad moderna fue otro factor que marcó el ocaso de la narración.
Acerca de esta deslegitimación de la transmisión de experiencias, del boca en boca y de la incapacidad para tomar y dar consejos el autor reflexionó “El consejo entretejido en la tela de la vida vivida, es sabiduría. El arte de narrar se acerca a su fin, por que el lado épico de la verdad, la sabiduría, esta en trance a desaparecer”
Esta visión se ve fundamentada por una bisagra hacia un cambio significativo en el modo de comunicar que se distingue de las formas épicas. Esa nueva forma de comunicación Benjamín sostiene que es la información. La experiencia es de alguna forma opacada por la inmediatez de la información cuyos ejes, la novedad acompañada por explicaciones y las imágenes, son incompatibles con el arte de narrar.
Para concluir voy a citar un párrafo de Gloria Pompillo donde aparece un accionar, que más que una simple acción, es una filosofía para muchos de los que escribimos
“Mirar. Eso si que es clave en la narración. Es todo un arte y un vicio la operación de mirar cuando se escribe. Y es un reclamo constante de la escritura, por que, cuando se escribe, hay que representar un mundo que se construye”.