jueves, 27 de noviembre de 2008

Diario de escirtor - Primera parte

Catarsis; Estamos a fin de año y el calor sofocante, mejor dicho inhumano, entorpece cada acción., cada movimiento. Funcionar, pensar, dormir, madrugar y formular ideas se han convertido en tareas sacrificadas. Hasta mi letra ya no es la misma.
Finalicé el bloque narración a cuenta gotas, habiéndome quedado con ganas de disfrutarlo. El miedo al ensayo se avecina con más fuerza y me pregunto ¿qué es un ensayo? campo virgen, pendiente, palabra que inspira respeto. Todo un tema y ninguno al fin. Una muy buena reflexión sobre el género crónica, calificada así por Celia, parecería aproximarme al tema. Sin embargo no logro decidirme.Fue una cursada intensa, indagamos sobre diferentes temas de los cuales se desprendieron temáticas interesantísimas. No creo no tener nada para argumentar, sucede que se hace difícil elegir un tema. El ensayo me genera miedo pero también curiosidad, los fantasmas son básicamente no poder lograrlo, perder el eje, irme por las ramas, no encontrar material, aburrirme y aburrir. Las presiones son muchas; el ensayo es la frutilla del postre, es el cierre de meses intensos de trabajo, el sello de una etapa.
Las temperaturas elevadas de estos últimos días y una atmósfera de preocupación general me inducen a querer adelantar las horas, los días y que lleguen por fin mis tan anheladas vacaciones con posible destino a Córdoba. Cierro los ojos e imagino que coloco objetos en un bolso, surge entonces el deseo inmediato de partir en busca de experiencias; como una etnógrafa conocer gente de distintas culturas, apreciar otros hábitos y nuevos paisajes; construir una mirada sobre ese lugar tan anhelado, palpar otro clima, otras realidades, respirar profundo otro aire, sentir nuevos olores, sumergirme en otro mundo y vivir anécdotas para luego compartirlas y por qué no volver con una nueva crónica. Quizá en este deseo se encuentre el meollo del asunto.