viernes, 7 de noviembre de 2008

Reflexión a de mitad de cuatrimestre

Ya hemos recorrido un largo y arduo camino, todavía falta para llegar al final.
En un principio me planteaba y dudaba si iba a llegar a esta instancia. La materia prometía mucha dedicación y tiempo, quizás más del que yo le puedo brindar. Mis ganas de aprender e intentar ejercitar este arte tan apasionante, hicieron que tome al taller como un desafío. Entonces empecé a optimizar mis espacios libres, ratitos en mi trabajo, viajes en tren, largos viajes en colectivo y por supuesto los domingos en casa o en alguna plaza cuando el clima lo permite.
Siento que ahora puedo hablar de un antes y un después, a que se debe exactamente no lo se. Ahora si me siento más afianzada con la carrera, como si hubiera materializado un poco más el término profesión. No se si lo hago bien o mal, pero descubrí que me gusta hacerlo. La escritura y la lectura forman parte de un mundo que te enlaza con un montón de sensaciones. Puertas que se abren, emociones, miradas menos superfluas sobre las cosas En mi caso, me conectan conmigo misma, es un excelente espacio de reflexión para conocerse, mirar nuestro interior y el resto del mundo de otra manera.
Defino a la escritura como una tarea apasionante pero sacrificada. No todos los días son propicios para volcar ideas sobre un teclado o sobre un papel, juegan muchos factores que a veces son involuntarios a nosotros. En el ejercicio de día a día nos vamos enfrentando con muchos retos, que las palabras suenen bien, que tengan cierta música, que las ideas no se superpongan, que la ansiedad por plasmar pensamientos y reflexiones no nos perjudiquen las representaciones que ya tenemos ,que nos gusten las entradas, los cierres y la armonía de todo el texto.
Hemos pasado ya por dos géneros, la entrevista y la crónica .Tareas entrañables que me amigaron con la carrera. Cada nota de lector, me permitió tomar cada vez más lugar en los textos que formulo. Al menos tengo la sensación que desde el primer bloque al segundo mi escritura comenzó a tomar cada vez más espacio.
Leímos un libro, La Argentina crónica, que en mi caso funcionó como un termómetro social y me sumergió en un género que sinceramente desconocía que era tan encantador.
Hay algo que todavía tengo pendiente y tiene que ver mi estilo de escritura.Me leo algo formal, no se si tendrá que ver con mi esencia, si lo podré modificar o tendré que aceptarlo. El tiempo lo dirá.

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